viernes, 8 de junio de 2018

Nuevas amenaza, ¿nuevas FFAA?

Los argentinos somos muy afectos al blanco o negro, a ir de un extremo al otro ignorando los matices. Leemos lo que queremos y no lo que dice el texto. En los políticos este defecto se agudiza por las deformaciones propias de su profesión y, en el caso de la Defensa, por la ignorancia. Así, la confusión generalizada aumenta hasta hacer inviables propuestas que tienen su lado "bueno" y también su lado "malo". Ahora la discusión pasa por otorgar una nueva misión a las Fuerzas Armadas porque entre otras razones estas han estado "ociosas". Estas nuevas misiones pareciera que han dejado de lado por completo las misiones de antaño para enfocarse por completo en las "nuevas amenazas", amenazas que poco y nada tienen que ver con las tradicionales. Y lo cierto es que la verdad queda oculta entre tanta falacia.

Las nuevas amenazas son ciertas. El terrorismo ha evoluciona a formas mucho más complejas y poderosas que hace cincuenta o cien años atrás, puede atentar de formas que pocos hubieran imaginado a principios del siglo pasado. No solo somos vulnerables físicamente tanto en vidas como en bienes, también lo somos en la dimensión de la informática en la que la bendiciones de las redes globales es también un debilidad concreta cuyas consecuencias han sido manifiestas más de una vez en esta últimas décadas. El narcotráfico se ha transformado en una amenaza que ha logrado captar miembros de la política, la justicia y las fuerzas de seguridad, utilizando para sus operaciones sofisticados y violentos métodos que intimidan y hacen peligrar nuestro estado de derecho. ¿Son estas amenazas ficticias o construcciones intelectuales vacías de poder real? De ninguna forma, son bien reales y de existencia comprobada en los hechos, tanto como lo es la pesca ilegal en nuestros mares del sur, todas ellas afectan nuestro bienestar, nuestra independencia, nuestras capacidad de autodeterminación.

Entonces, ¿deben ser ellas las que ocupen el centro de la atención de nuestras FFAA? De ninguna forma, las llamadas amenazas tradicionales no han perdido vigencia, también han evolucionado, hoy un dron armado con munición inteligente puede causar tanto daño físico en un blanco determinado como un bombardero de la 2da guerra mundial que debía arrojar decenas de bombas para intentar dar en un blanco similar. Hoy un terrorista que tome por ejemplo a los sucesos del 9/11 podría causar un desastre en vidas y bienes atacando uno de los tantos blancos estratégicos de nuestro territorio. Los narcotraficante usan medios aéreos de todo tipo, incluso aviones que valen muchos millones de dólares y son capaces de volar a velocidades mayores a cualquier avión que posea hoy nuestra FFAA. En otras palabras a las amenazas tradicionales de una fuerza aérea de un enemigo de nivel estatal, se suman las nuevas amenazas, haciendo más complejo cuidar nuestros cielos.

Lo mismo sucede con nuestro territorio y con nuestros mares, a lo anterior se suma lo nuevo, no hay un reemplazo, todo lo contrario las amenazas se han diversificado y sofisticado. Debemos considerar todas ellas para hacer lugar al mandato fundacional de "proveer a la defensa común". Es tal la diversidad que impone esta nueva realidad y la que nos tocará vivir durante resta del siglo XXI que salvo que se encare el problema desde una visión estratégica pensando en anticiparse y no en reaccionar, difícilmente se pueda atender esta enorme panoplia de amenazas.

Lamentablemente la realidad es que nuestros políticos en su mayoría carecen por completo de una formación acorde con los desafíos que se nos presentan hoy y en el futuro. Es suficiente decir que algunos con poder de decisión piensan que las FFAA han estado ociosas por el simple hecho de que no han participado en una guerra cuando es de público conocimiento que hemos participado de una hace unas pocas décadas y que parte de nuestro territorio aún se encuentra ocupado por las fuerzas invasoras. Ignoran por completo lo que significa instruir, capacitar y ejercitar una fuerza armada en tiempos de paz para que llegada la eventualidad de necesitar emplearla la misma esté en capacidad de hacerlo.

Las fuerzas armadas deben ser creíbles este concepto forma parte del que se denomina disuasión que, justamente, tiende a evitar que las amenazas tradicionales sean mucho menos propensas a pensar en afectar nuestros intereses y derechos. La disuasión se completa con dos conceptos más, la comunicación clara y precisa de los límites que el otro no debe sobrepasar y, por supuesto, la decisión política de emplear los medios cuando los límites son ignorados. ¿Quieren ser un ejemplo de paz durante los próximos cien años? Pues bien, habrá que poseer FFAA creíbles, delimitar claramente cuales son nuestros límites y, por sobre todas las cosas, transmitir claramente que en caso de que los mismos sean vulnerados o amenazados, se actuará. Tan fácil como eso.

¿Qué sucede cuando las "amenazas" advierten que no hay ni capacidad ni intención seria de ponerles límites concretos? Como ejemplo tomen la ciudad de Buenos Aires, a pesar de los códigos, leyes y decretos, a pesar de hacer cambiado todo para que nada cambie con el poder de policía que interviene en el distrito, nuestra ciudad es hoy un caos de cortes, piquetes y marchas, los ciudadanos comunes, los que trabajamos y debemos cumplir con nuestras obligaciones en forma diaria, vemos como unos pocos transforman nuestro diario vivir en un infierno. Lo mismo ocurre con los mares del Sur, con la frontera norte o con sujetos que por auto considerarse "dueños ancestrales" de parte de nuestro territorio desconocen nuestra Constitución, nuestras leyes o al Estado Argentino en general. 

La Defensa Nacional es ni más ni menos que eso, la defensa de nuestra nación, ignorarla o minimizarla nos hará pagar un precio muy alto en algún momento. De seguir así la pregunta no es si habremos de pagarlo, sino cuando lo pagaremos.

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