miércoles, 23 de julio de 2014

Voluntariado en las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI)

Me interesó la nota "Soldados solitarios, los extranjeros dispuestos a morir por Israel", publicada en La Nación el día de hoy, porque tengo un amigo argentino que recorrió el camino que le marcó su conciencia y fue soldado voluntario en las FDI. Pablo, de él se trata, consideró que era el momento de defender las raíces, la religión, y la cultura de Israel frente a la irracionalidad del terrorismo y de grupos armados dispuestos a destruirlos. Estoy seguro de que Pablo se siente profundamente argentino pero también es profundamente judío, tanto como como yo me siento católico, creo que no existe contradicción entre el plano religioso y la nacionalidad. 

Valoro intensamente el compromiso de Pablo porque se bien de las sensaciones y temores que sobrevienen a tamaña decisión. Quién no ha vestido alguna vez un uniforme de combate durante el desarrollo de una guerra desconoce la profundidad del compromiso que representa el estar dispuesto a dar la vida por lo que uno cree. Tomar esa decisión es, como dicen los jóvenes de hoy en día, "muy fuerte". 

La nota que dispara este comentario relata las historias de aquellos que eligieron servir en las FDI. Como la mayoría de las notas de La Nación quedan abiertas a comentarios de los lectores y allí aparece el horror, el odio y la violencia. Me duele como argentino que haya sujetos que piensan en los irracionales términos en los que se expresan. Defienden lo indefendible. Confunden todo. Odian y ese odio se ha transformado en la columna vertebral de su vida. Son incapaces de una mínima objetividad. Le guerra es un horror, tanto o más es la muerte de inocentes. Pero, piénselo bien, el mayor horror es el fanatismo violento e irracional, sea quien fuere que lo practica.