miércoles, 18 de diciembre de 2019

Corto, mediano y largo plazo en la Defensa Nacional



Los argentinos solemos mencionar al menos tres "plazos", el corto, el mediano y el largo plazo, colocándolos uno después del otro: el corto primero, luego el mediano y por último el largo, cuando termina uno comienza el otro. Este es un error frecuente en el análisis y planeamiento estratégico, intentaré demostrar porqué.

Los tres plazos no son de ninguna forma entidades independientes sin ningún lazo entre ellos, muy por el contrario lo que podríamos denominar como la "flecha del planeamiento" siempre tiene un origen (el arco disparador), se mueve en dirección al futuro, en su trayectoria se ve influenciada por las circunstancias del recorrido y hará impacto en el blanco elegido o no lo hará en función de todo lo anterior.

Pues bien, podríamos hacer una analogía entre el vuelo de la flecha y el planeamiento estratégico:

  • El primer planeamiento de corto plazo implicaría analizar los preparativos que deberíamos realizar relacionados con la actividad. En función del tipo de blanco deseamos batir, la elección del arco y flcechas que serán necesarias, que equipamiento de supervivencia deberíamos llevar. Deberíamos considerar los traslados involucrados hasta y desde el posible lugar de en el que desarrollaremos la actividad. Su objetivo inmediato es estimar todos los objetivos intermedios (metas) que  serán necesarios para iniciar el desarrollo de la actividad. 
  • El 2do planeamiento de corto plazo consistiría en obtener del arco y las flechas que consideramos en la primera etapa, elegir la ruta que tendremos que recorrer y en que medios hacerlo así como proveernos del resto de los elementos que hemos considerado en el primer planeamiento de corto plazo. Preveer que inconvenientes y contingencias, incluso climáticas, podrían presentarse durante la actividad y cuales serían las alternativas y soluciones a esos problemas contingentes.

Estas dos etapas en conjunto conforman lo que en este ejemplo podría denominarse planeamiento de mediano plazo que tiene un objetivo claro, colocarnos en el lugar indicado, con los medios necesarios para poder realizar el objetivo "estratégico": dar en el blanco.
  • Un último planeamiento de corto plazo implicaría esperar la presa y el momento adecuados para realizar la puntería y disparar la flecha. 
  • Por último el planeamiento de largo plazo implica todo lo anterior, se revela entonces la importancia de haber fijado desde un primer momento el objetivo de largo plazo: elegir la presa o el blanco con el propósito de causar el efecto deseado. 
La analogía nos lleva a pensar que dar en el blanco es una consecuencia de haber completado exitosamente todos los pasos anteriores en función de una planificación acorde con el objetivo estratégico elegido en un primerísimo momento.  

En la vida real cuando se hace planeamiento estratégico los tres plazos se superponen no uno a continuación del otro sino uno sobre el otro. Así si consideramos un marco temporal total para el largo plazo de 10 años la ruta estratégica que nos lleva a alcanzar el objetivo estratégico de largo plazo podríamos dividirla en 10 períodos de corto y 3 1/3 de mediano. 

El objetivo de largo es el que otorga direccionalidad y sentido al diseño de las acciones de mediano plazo y estas a su vez a las de corto. Imposible alcanzar los objetivos de largo y mediano si en el corto plazo mis acciones no son coherentes con los de mediano y estas con las de largo. La ruta estratégica considerará estos aspectos y permitirá a su vez tener la suficiente flexibilidad como para reasignar medios y ajustar objetivos. 



Es poco probable que algo salga bien si solo se ha planificado para lo inmediato o, peor aún, si se acciona en función de "objetivos de oportunidad", improvisando, no siempre con éxito, algo en lo que nuestros políticos son expertos.

Si pensamos solo en el corto para tomar las decisiones que afectan el futuro y estas decisiones se basan en la mayor parte en "intenciones" tanto propias como de terceros, sin aferrarnos al largo plazo y considerar un planeamiento por capacidades, vamos mal. Si el resultado final depende de decisiones tomadas en forma improvisada lo más probable es que el resultado no sea el deseado.


Las intenciones propias y ajenas varían en el corto y cortísimo plazo, a veces dramáticamente, nuestras capacidades se sostienen en el largo plazo y su deterioro o mejora es menos empinado. Es por esto que el planeamiento estratégico nacional debe estar fundado en objetivos de largo plazo y en satisfacer las capacidades necesarias para ese mismo plazo, de lo contrario viviremos de parche en parche, de stopgap en stopgap y nunca lograremos dar una respuesta sólida y coherente a la Defensa Nacional.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Reemplazo de los Mirage III

Uno de los más graves problemas para nuestras Fuerzas Armadas ha sido que los políticos que se han sentado en el Ministerio de Defensa en los últimos setenta años lo han hecho convencidos que sus políticas serían perdurables en el tiempo tanto como el gobierno del que formaban parte y que en función de ello podrían y estaban en capacidad den hacer todos los cambios necesarios para, una y otra vez, "refundar" a las fuerzas armadas. 

Como consecuencia de ello nunca ha habido consenso con los otros partidos políticos con representación parlamentaria. 

Como resultado de la falta de consenso la historia nos muestra cientos de proyectos de sistemas de armas que podrían haber sido pero por cambios de gobierno nunca lo fueron. O compras de material "de ocasión" que cuando se concretan no llegaron a satisfacer plenamente con los requisitos de la misión que deberían cumplir. 

Como ejemplo podemos darle una mirada a la historia reciente del reemplazo del los Mirage, que si no fuese trágica sería cómica. Las idas y vueltas sobre que caza supersónico, que comprar y a quién, si nuevo, si recauchutado o a recauchutar todas las tienen este mismo sesgo: modificar todo y empezar de nuevo una y otra vez sin considerar los extensos plazos que requiere la incorporación de un sistema de armas nuevo que por mucho siempre superará un período presidencial y muchas veces los ocho años. 

Mientras tanto el país carece por completo de un sistema de armas de defensa aérea capaz de disuadir o defender nuestros espacios aéreos.

Pero en nuestros políticos no hay grandeza, espíritu patriótico o pensamiento estratégico y no se considera a la Defensa Nacional como prioritaria. Los sucesivos gobiernos han encarado a la Def Nac como un gasto, como un negocio o como una prenda de negociación de relaciones internacionales en la que dejamos de lado excelentes programas de nuestra industria para la defensa por algunas pocas prebendas con la potencia de turno, los ejemplos sobran. 

Cualquiera que sea la política de defensa de nuestros espacios aéreos por los próximos 30 o 50 años requiere que los políticos se sienten hoy mismo para ponerse de acuerdo en cuales serán los objetivos a alcanzar y cuales serán las rutas estratégicas que usaremos para alcanzarlos. Quedará para el ministro de turno adecuar los medios de los que dispone para alcanzar esos objetivos estratégicos de largo plazo, lo que en definitiva significa que deberá gestionar y no "refundar".